MOZART: TEOGAMÉNTUM


El 23 de marzo de 2016 en el templo San Lázaro de Leópolis (Ucrania) se celebró el estreno de la cantata 'Mozart Teogaméntum', con letras de Juan Amadeo (instrumentada para coro y orquesta por Teo Leónov). La cantata fue interpretada por el oro de cámara académico Galitzia (dtor. y prof. Basilio Yatzinniak, artista del pueblo de Ucrania), acompañado por la orquesta de cuerda (corcertino Adrian Bodnar). La parte instrumental de la cantata fue preparada bajo la guía del profesor Georgio Pablio. Dirigía el coro Mariana Ferendovich.
El estreno tuvo lugar gracias a los esfuerzos heroicos de nuestros queridos amigos Georgio Pablio (prof. de la Universidad nacional de Leópolis, dirigente y director de la orquesta de cámara 'Perpetuum Mobile') y Alexander Kozarenko (compositor, pianista, musicólogo, profesor de la misma Universidad). Sobre el acontecimiento que tuvo lugar bajo las bóvedas de una antigua iglesia de Leópolis en aquella fría tarde, nos comentó ALEXANDER KOZARENKO.


'UNOS MINUTOS DE PRESENCIA DIVINA'

Teogaméntum en el Templo de la Paz de Leópolis

¿En qué consiste, según su opinión, la originalidad y novedad del 'Teogaméntum' de Juan Amadeo como acontecimiento musical?

Juan Amadeo ha seleccionado las piezas musicales más hermosas de las obras de W.A. Mozart (cinco partes del Réquiem y unos magníficos adagios de los conciertos de piano tardíos), ha añadido el Concierto nº 1 de Vivaldi interpretado por Bach, y ha compuesto para ellas un ciclo poético original. Ha decidido 'volver a cantar' la música de Mozart con un idioma vivo, actual. Todavía queda por delante comprender el aspecto postmoderno de esta obra musical.
La idea principal de la obra heroica es la divinización del hombre, su teosis sin límites. Para esto el autor teoinspirado utiliza en su trabajo creativo todas las formas posibles. Es autor de más de 500 libros. Juan Amadeo entiende que el camino más corto y el arma más potente en la lucha del ser humano es el arma del arte.

El nuevo texto es una filosofía nueva de la obra. ¿En qué consiste la buena nueva que intenta interpretar Juan Amadeo a través de las melodías de Mozart, comprendidas ya en el s. XXI?

¿Sobre qué escribe Juan Amadeo? Sobre la muerte. A ella está dedicado realmente, el Réquiem de Mozart como género. Pero su interpretación es absolutamente diferente. La muerte para él es el misterio de la divinización del hombre, el Lecho nupcial donde el alma se une con Dios. Siguiendo a su adorado Mozart, que llamó a la muerte amiga, nos dice: ¡No temáis a la muerte! el temor a la muerte encierra al ser humano en una cáscara y lo hace infeliz. ¡Vivid con amor y venceréis la muerte!'
¡Qué fuerza concede esta idea al hombre moderno, acosado por los miedos! Juan Amadeo nos ofrece una esperanza colosal. La muerte es la etapa de superar la naturaleza de la creación y el paso hacia el matrimonio con la Divinidad. Por eso la cantata se llama 'Teogaméntum', es decir, el matrimonio con Dios.

Obviamente, ¿la preparación para un acontecimiento musical a tan gran escala ha exigido mucho tiempo?

Siempre falta tiempo para acontecimientos semejantes. Pero en nuestro caso, la preparación nos ha costado cerca de dos meses y los ensayos propiamente dichos dos semanas. ¡Unos plazos muy breves! Incluso teniendo en cuenta el alto nivel de profesionalidad de los músicos, todavía no nos imaginamos cómo nos ha dado tiempo. La tensión era grande, hasta el último momento no estuvimos seguros de que el concierto tendría lugar. Hubo un momento en que yo pensé (lo diré en ucraniano) 'Нехай буде виконана воля Божа' o sea ¡que se realice la voluntad de Dios, que actúe la Providencia Bondadosa! Y en cuanto pensé así, todo empezó a moverse.

¿Ha sentido usted emoción antes del estreno?

No me preocupaba si venía público o no. Por toda la ciudad de Leópolis se habían puesto carteles, el interés era grande. Los ensayos demostraron que la obra estaba aprendida, todo saldrá bien... Sentí emoción por otra cosa. Existe un momento, lo llamaré con las palabras de Olivier Messiaen: 'unos minutos de presencia divina'.
Ocurre así: el programa es maravilloso, la orquesta es magnífica, un famoso director de orquesta, la sala es la mejor... Pero la música suena y... sin embargo, no pasa nada. Al parecer, todo es normal, pero nada más que esto. Eso es bastante terrible. Estaba preocupado: se han esforzado tanto, se ha reunido tanta gente, cinco cámaras, un excelente director de sonido... pero, ¿y si no tiene lugar el efecto de superacontecimiento que merece esta magnífica cantata? 
El concierto comenzó. La sala estaba llena de gente con miradas exigentes y de esperanza... En la tercera o cuarta pieza de repente me di cuenta: '¡Ya está! Ha acabado la voluntad del mundo ¡ha empezado la voluntad divina!' La música empezó a vivir con su propia vida, a desarrollarse independientemente de los músicos. Ante nuestros ojos tenía lugar el auto-crecimiento del Logos, de la sustancia informativo-musical que vive según sus propias leyes. El momento magnífico, puro, optimista y muy esperado por cada alma del encuentro con la Alegría, la Belleza, la Divinidad. Eso fue valiosísimo. No se puede fijar esto ni en la lista de notas ni en las letras poéticas. ¡Es imposible comprender y expresar con palabras la gracia del Espíritu Santo Omnibueno!
Estaba mirando yo a los espectadores de la sala y comprendía que la gente sentía la esfera de la presencia de la Divinidad: ¡cada vez mejor y mejor, más y más! La belleza no acababa, sino que se multiplicaba hasta el final. Al final no tenían frío en absoluto. Llegó una sensación de fraternidad, de unión conciliar, y -realmente- de liturgia como obra espiritual común que no cansa, sino eleva, inspira, transfigura.
Cuando el concierto llegó al final, sentimos que tanto los espectadores como los músicos habíamos vivido algo importante. No queríamos despedirnos.

La poesía de Juan Amadeo es tan autosuficiente que parece que no necesita un marco musical. Las letras ¿no fueron forzadas en los marcos musicales?

El resultado superó todas las expectativas. ¡La poesía cuadró con la música de modo maravillosamente orgánico! Juan Amadeo ha hecho un gran avance en el arte del s. XXI: ha devuelto la música a sus orígenes, al canto original, a la voz humana -con lo que había empezado desde el principio. Ha recibido una confirmación: la famosa idea de que la música por naturaleza es el canto, incluso las obras superinstrumentales del Beethoven tardío, de Mozart... Y eso es muy importante.

¿Cómo acogieron la cantata los cantores del coro y los músicos de la orquesta, una obra demasiado insólita y, en un cierto sentido, poco ortodoxa?

¡Como un regalo! Juan Amadeo ha ofrecido a los vocalistas lo que no habrían podido cantar nunca. Los modelos supremos de la música instrumental, temas geniales, se han hecho accesibles a los vocalistas ¡Una experiencia inestimable!

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"¡MEJOR QUE MOZART SOLO PUEDE SER EL MOZART DE JUAN AMADEO!"

Basilio Yatziniak. Director del coro, Leópolis
La cantata de Juan Amadeo para mí es una revelación, sobre todo en un tiempo tan difícil como hoy ¡Cómo ha sentido él de modo genial la música de Mozart! Ha compuesto una poesía seria con el tema de la lucha del bien contra el mal, de la vida contra la muerte: para que la gente comprenda por qué viven, para qué viven y cómo se debe vivir.
Sus palabras favoritas son: '¡Abrazaos, millones!' (la sinfonía nº 9 de Beethoven, el final, con letra de Schiller). ¿Y a qué estamos dedicándonos? Al fraticidio... ¡Y la música de Mozart, y su poesía -tan profunda, lacrimosa, actual- son necesarias hoy como el pan de cada día!
Durante el concierto la gente ha recibido una revelación, ha sentido el descendimiento del espíritu divino del cielo. Quiero desearle la bendición divina. Que Dios lo proteja. Es mensajero de Dios, ha llegado a la Tierra para servir a Dios y a nosotros.

Nikolai Schostak. Jurista, escritor, Lutsk.
La música es la lengua universal del Universo. La música es lo que puede unir más que nada los corazones de la gente en un ímpetu único hacia Dios. De eso habla Juan Amadeo en su obra. Parece que Dios en su amor original nos ha derramado en el Universo como notas musicales, como colores diferentes, como palabras. Y nosotros con este aspecto divino nos dispersamos por el planeta que nos concedió Dios. Y ahora Dios nos invita a su Ágape nupcial. A muchos hijos no puede conseguir reunirlos, muchos no llegarán a Él, pero el Padre celestial nos espera, nos llama y espera que atendamos su voz, incluso en la música que acaba de sonar. 
La poesía es hermana de la oración. La música espiritual existe en forma de salmos, himnos, hosannas. Personas como el querido Juan Amadeo son antorchas del Espíritu en el planeta Tierra. ¡Gracias a ellas nos dirigimos hacia nuestro Buen Padre y nos transfiguramos como Cristo en el monte Tabor, empezamos a iluminarnos, a cantar, a alegrarnos y a glorificar a nuestra Madre Celestial!

Viktor Viyuga. Violinista, Chernovtsi
A mí me han impresionado la música y la gente: la sala estaba repleta. El interés por 'Teogaméntum' es tan grande que el corazón se alegraba. La magnífica interpretación, las voces, la armonía, el alma entregada... Se deben continuar obligatoriamente estos conciertos para enriquecer espiritualmente al pueblo. Y no habrá querellas ni guerras. La gente se amará unos a otros. 
Juan Amadeo toma su inspiración de Dios, de su gran alma, de la bondad y el amor hacia la gente.
Quisiera desear al autor que continúe con el mismo espíritu, trabajando para el enriquecimiento espiritual de todo el mundo.

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