LA MUSICOLOGÍA DE MINNÉ

“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación,

ni las dos cosas juntas forma al genio.

¡amor, amor y amor!

eso es el alma del genio”

W. A. Mozart

  Todo empieza con la vibración del amor. Sin amor, nada puede ser. El amor es un gran motor hacia lo alto. Inspira el anhelo de perfección, la transformación, el anhelo de elevarlo todo a un escalón superior.​  La música es la llave más poderosa y hermosa para expresar el amor. Penetra en la profundidad del alma y genera una gama entera de vibraciones cordiales. Un joven cruza la ciudad, escucha una música genial, copiada de los mundos superiores. Esta música llega a tocar sus cuerdas arquetípicas y así nace el amor elevado en su corazón.

  La musicología de Minné, es la ciencia musical del amor elevado, sus vibraciones consuelan, dan la curación, otorgan la paz y elevan el espíritu. Este amor elevado (mínnico) construía los valores intrínsecos espirituales bajo los que vivieron siempre las buenas civilizaciones, principios divinos, donde el único fin era la adoración y el servicio al prójimo.

  La escuela de los minnesangs (los cantores al amor elevado), traía al mundo tales vibraciones. Aunque el movimiento histórico de los bardos y trovadores se situara entre los s. XII y XIV, el fenómeno musicológico de Minné no finalizó en la edad media, sino que resurgió en la persona de los grandes músicos vieneses: Mozart, Haydn y Beethoven, quedando impreso en sus composiciones, obras y pensamiento. Tras la desaparición de estos tres grandes candiles musicales y con el virtuosismo ‘listziano’, la musicología de Minné fue relegada al olvido.

  Ahora, ¡la musicología de Minné ha regresado! ha sido restaurada de manera esplendorosa por Juan Amadeo. La musicología genial de Minné educa, da un impulso poderoso al alma, purifica al ser humano, lo hace más bondadoso… le ayuda a abrir el corazón, le hace más compasivo, le ayuda a descubrir la hermosura interior y le regala anhelo de armonía en todo. La misma percepción de la música se traslada a la acústica del corazón. La musicología de Minné literalmente salva: abre en el hombre las despensas inagotables de la bondad.