UN ORFEO UCRANIANO

V. Zaderátski fue un eminente compositor ucraniano. En el año 1920, siendo oficial del ejército de Devikin (ejército bolchevique de voluntarios) fue tutor musical y espiritual del zar Alexei. Él y sus comilitantes fueron condenados a fusilamiento. La noche anterior a su condena de muerte, Zaderástski pidió permiso para tocar el piano de cola por última vez antes de morir.
Tocó durante toda la noche.
En una habitación contigua se encontraba por casualidad Dzerzhinski (el jefe de la Checa). Por la mañana, conmovido por la música, benevolentemente, salvó la vida del músico. En vez del fusilamiento lo liberaron bajo escolta. La lira de Orfeo sonó... ¡¡y venció!!

La música verdadera es la que se toca cinco minutos antes de la muerte. Si el pianista no es capaz de entrar en la vivencia del límite... no podrá extraer el sonido necesario.
ORFEÓN es en honor a Orfeo, que fue a donde no se puede ir. No se asustó ante la visión del semblante de los espíritus de la muerte, los que atemorizan a los difuntos con el destino de ultratumba.
Para ser Orfeo, uno no ha de confundirse ante las furias, los miedos infernales. Como Vsévolod Zaderatsky, que tocó ante Dzerzhinsky y afectó este 'Escila y Caribdis', por lo tanto prorrogándose la vida.
Dzerzhinsky escuchó la música de Vsévolod y pensó: 'Yo mismo pronto moriré. ¿Y si yo los condeno a muerte? Seré igualmente fusilado, o moriré mi propia muerte... pero al dejar la Tierra, sentiré lo mismo que ellos. Esta persona me ayuda experimentar la salida de la Tierra como dormición'.
La música se clava en el espacio de la dormición. No la ‘iglesia de la Dormición de la Virgen con un acatisto a 4 voces’, sino ¡¡¡el misterio de la victoria sobre la muerte!!!
Precisamente fue esta victoria sobre la muerte lo que impresionó a Dzerzhinsky. Sintió el peso de una gran culpa sobre sí (condenaba a muerte miles de personas) y comprendió que las almas de los mártires le pasarían cuentas. Esta música, en cierta medida, le aliviaba del yugo, aligeraba a su alma quitándole una parte de esta gravísima carga de la maldición...
Yo llamo a este fenómeno espiritualidad.




Comentarios