SOBRE LA ESCUELA MUSICAL...


Prof. Atanas Kurtev. Miembro de la academia Nacional de Bulgaria, Presidente de la Sociedad musical búlgara 'Fréderic Chopin'
Usted consigue abrir de par en par ciertas ventanas, o más bien nuevas puertas para mi perfeccionamiento espiritual venidero, para poder servir de manera más fructífera y auténtica, a la gente y a los ideales sublimes, por medio del gran arte de la música. 
                                    
                                             
Yuri Loyevski 
Artista del pueblo de la URSS, 
primer violonchelista de la orquesta dirigida por V. Spivakov

En cada frase hay un contenido enorme. Cada frase está llena. ¡Es la posibilidad de decir la verdad en música! Una profundidad asombrosa de significados y un carácter chispeante.
¡Qué felicidad, que en nuestros tiempos todavía hay gente así! Escucho y no puedo creer que una persona de hábito espiritual pueda tocar de tal modo. ¡En el fondo hay una labor muy inmensa y sobrehumana!



Gheorghe Mustea
Especialista en artes musicales. Miembro de la Academia de Ciencias de Moldavia. Director principal de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio y Televisión de Moldavia
Es usted una persona de estremecedora profundidad, que abre a la humanidad los misterios de lo más recóndito que hay en nuestro mundo: la música. Su música trasciende el tiempo y usted mismo es una persona diferente entre nosotros, una que trae luz y amor. Como dijo Hipócrates "la vida es breve pero el arte es eterno". Su arte vivirá eternamente, y con él, su nombre.

                                              
Mirra Mi. (Barcelona):
se nos presenta la música inaudita en la Tierra y abierta por primera vez de manera sobrelevada. Es la multiplicación del mensaje que vinieron a transmitir los grandes compositores, la multiplicación recíproca de sus gotas de amor.
Muchos intérpretes hay pero, ¿cómo poder comprender a los grandes músicos sin entrar en sus esferas, en su forma de ver el mundo y la persona? La milagrosa nueva de Juan Amadeo es la inmersión en aquellas mismas esferas musicales que suenan incesantemente y se enriquecen milagrosamente más allá de condicionalidades temporales y espaciales. Aquellas esferas a las que el mismo Beethoven, y otros genios musicales, pudieron acceder traspasando los límites de los sentidos físicos y abriendo el oído a las sutiles vibraciones del más alto amor. Así, se presenta la música como la partitura vivificadora y cambiante que sumerge el corazón a interminables diálogos de amor.

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