EL PIANO COMO ORFEÓN
La interpretación musical es una prédica
en su sentido directo, además es una prédica de carácter profético. Nada más
puede, salvo la música, abrir la gracia de las esferas celestiales.
¡La música es una incesante revelación! Siempre
por primera vez. El músico verdadero cada vez lo descubre.
Las cuatro etapas más esenciales para interpretar la música:
1. TENER EL MENSAJE: Tener algo para
decir (¡es lo más importante!)
2. ABRIR PARA SÍ LA MÚSICA: Tratar las
notas no de manera formal, sino como una cifrografía. Comprender que detrás de
las notas está el mundo espiritual, el acuario acústico espiritual.
3. ENTRAR EN EL TEJIDO ESPIRITUAL DE LA
OBRA: llegar a oírlo con el oído interior.
4. OBSEQUIAR LA OBRA MUSICAL AL OYENTE
COMO UNA REVELACIÓN: Sonorizarla por primera vez.
Cuando el músico tiene presentes todos
estos componentes, suena la música divina, mientras su encanto llega hasta el
corazón.
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